domingo, 24 de noviembre de 2013

Carta de una guerra suicida...

¿Sabes? Desde siempre que nos conocemos, pero hace mucho que somos extrañas.

No se si sea por algo normal de la vida, tal vez eso de las "etapas" de crecimiento personal o tan solo es que la manzana si puede caer lejos del árbol. Tú historia de vida tiene un toque adorable de superación y emprendimiento, siempre me encantaba oírte contar tus vivencias aunque llorabas al recordar. Definitivamente eso te dio el carácter fuerte y dominante con el que hoy peleo. Pero al final supongo que el problema radica haberte visto, como usualmente todas las niñas pequeñas ven a su madre, como mi ejemplo a seguir por mucho tiempo. He de dar fe contra todos tus reclamos que en verdad me esmeré por ser lo que tú querías, pase mi infancia y pubertad queriendo ser como quisiste, siempre me dijeron que era lo mejor, siempre me dijeron que te haga feliz, pero al momento de decidir entre hacerte feliz o yo ser feliz al ver que no eran compatibles nuestros objetivos, creo que es evidente lo que decidí. Aún así se que con el tiempo cuando entiendas mi plan, cuando entiendas mi forma de ver el mundo y que siendo yo misma, en mis alegrías y penas, tú también podrás volver a creer en mí, a tener orgullo por mí (pero veo que con los años el camino es más complicado y tú menos paciente en creer en mi visión de vida).

En momentos como estos, de enojo y decepción por ti, hasta te podría agradecer que al hacerme como quisiste al menos estuve segura de lo que no era y no quería para mí porque así me fue más fácil entender quién si era yo en verdad y que caminos empezar a tomar. Cuando empecé a ver que lo que o quería y lo que a ti te gusta cada vez era más opuesto tuve que decidir ponerme en pie de guerra y pelear batalla por batalla, pelea por pelea contra ti o ser sumisa y vivir bajo tus reglas por siempre. Mi espíritu y la vida con sus cambios y oportunidades me ayudaron a decidir aventarme en la guerra. Me levanto días herida, días descanso después del triunfo, días planeo cual será el siguiente lugar de batalla. Estoy harta de la guerra, espero terminé pronto, vivir en el campo de batalla es agotador cuando empiezan a abrirse puertas para huir. Tú también estás cansada de vivir en guerra, siempre has vivido en guerra, pronto te daré la paz.

Seguramente no sería la misma persona hoy si no fuese por mis múltiples y fallidos intentos de ser como tú, de tener lo que tu no tuviste, de cumplir tus sueños en mí. Lastimosamente para ambas en algún momento nuestro vínculo se rompió, creo que el tormento de saber que no encajas en el mundo que te rodea termina hartándote y te obliga a buscar un nuevo mundo donde estar. Yo deje de fingir que era como tú, tu dejaste de fingir comprensión y empezaste la guerra de imponernos la una a la otra. Hemos tenido batallas largas y agotadoras que hoy nos dejan el desgaste de ya no soportarnos. Quizá lo único que podría agradecer haber heredado de ti es la fortaleza de pelea, pero a ti, aún que no lo admitirás, no te debe complacer mucho lidiar con alguien que te ha superado en batalla, hasta te sientes traicionada por tú sangre en rebelión contra ti, algún día entenderás mis motivos de pelear son distintos a los tuyos.

Tú peleas por imposición, por creer tener la razón, porque te volviste adicta a tener el control, porque nadie en mucho tiempo te contradijo, y ahí entro yo, harta de ceder al querer lo que tú no, harta de ver que la costumbre te cegó y te hace despreciar lo que ganaste, con convicción de detenerte en tus caprichos cada vez se fundamentan con menos razón, con ganas de derrumbarte a la realidad que no quieres ver. Sé que no soy nadie que debería creerse con la autoridad de hacer esto en tú vida, total hasta a ratos creó irrelevante hacerlo si en mis prioridades está intentar alejarme de aquí, pero es que no podría marcharme sin estar segura que tu entiendas mis motivos, que no es locura ni ganas de torturarte sino que tus arrebatos te quitan lo ganado.

Sé que jamás habrá quién me de la razón en esto. Sé que no hay quién me crea la historia de un hombre increíble, sacrificado y paciente que calla y escucha los insultos de tú boca, que hasta en as ofensas infundamentadas contra él te defiende. Él es mi mayor motivación a pelearte hasta sacarte de quicio, increíblemente sabiendo mis motivos de defenderlo él te defendía a ti. Las mujeres, y en la adolescencia entendí y aprendí mucho sobre eso,  siempre estamos tras alguien que nos quiera y respete, que sea detallista, que nos de estabilidad, que sólo vea por nosotras y muchos bla, bla, bla más que nos metieron (como tú a mí de pequeña) en la cabeza pero sin hablarnos de lo irreal que es eso. No hay hombre perfecto, no hay nadie que quiera vivir por una, pero tuve la oportunidad de ver en mi propio hogar a uno de los escasos hombres que definitivamente aman a quién está a su lado y en medio de sus errores e imperfección jamás te abandonó. Admiró profundamente eso, estoy segura que si cambiamos de papeles, por más cruel que suene, yo si te hubiese abandonado. Por alguien que fue tu oportunidad de paz y tus miedos lo arrastraron a la guerra de tu cabeza, por él también estoy luchando.

Con los años y tras haberte declarado la guerra por mi libertad y tu entendimiento, he de analizar que he ganado mucho campo pero aún sigo perdiendo, pero pronto cambiaremos de roles. Falta poco para que veas como te derrotó en tu juego de manipulación, el camino y las peleas han sido difíciles, mi firmeza la has confundido con odio por ti. Yo no te odio, yo solo creó que no quiero lo mismo que tú. Yo no te odio, yo solo creó que deberías aprender a escuchar y aceptar que los demás merecemos ser valorados y libres al no ser como tú. A veces hasta me siento una mala persona por que me enfurezca que me digan que en algo me parezco a ti y en seguida borrarlo de mi comportamiento, no es por maldad es que al ver tus errores y tu ceguera lo que meno quiero es parecerme a ti, lo opuesto a lo que buscaba durante muchos años atrás. Una de las virtudes que más me admiro tener es poder aprender de error ajeno, me he librado de cosas terribles gracias a eso. Espero jamás cometer tus errores y si lo hago, espero también tener a alguien que se desviva por quitarme del error.

Dicen por ahí que siempre somos los hijos los que no entendemos a los padres, que cuando crezcamos entenderemos la razón y sus motivos. Ya he crecido, sigo viendo el mismo error. No te juzgo, te quiero ayudar. No te doy la mano te doy la contra, pueda que no es una manera normal de ayudar, pero sé que es la única manera que entiendas de verdad.

Yo no te odio, yo no te admiro..
Yo no soy perfecta, yo soy lo que he querido...
Yo no tengo la razón, pero sé que tú no tienes la verdad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario