lunes, 6 de febrero de 2012

Ausencia



El amargo olor del adiós tocó mi puerta,
creyó ingenuo estar cercano,
corrí de él a rastras,
me va alcanzando lágrima a lágrima,
hui de el como pude, pero el sigue atrás mío…
Esperando el momento inevitable de alcanzarme en la luna,
y así ir borrando de a poco lo construido.


Hemos llegado a donde no imaginamos jamás,
a ese momento donde no hay marcha atrás,
te convertiste en lo indispensable para mí…
Te convertiste en lo vital para mí…
Te convertiste en el latir del mi alma,
Te convertiste en el dolor por la mañana.


Noches largas y obscuras profundizan el hoyo negro en mi pecho,
la incertidumbre de saber si al volver todo será igual,
Las ganas de oír lo que no quiero escuchar,
la ironía de vivir en un mundo en donde no estás,
Pensar que sigues aquí viendo que no estás.

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